CCOO denuncia ante la Inspección de Trabajo las condiciones del colegio Miguel de Cervantes
Según el sindicato, la limitación de espacios favorece la aparición de riesgos que ponen en peligro la seguridad y salud de la comunidad educativa porque “este tipo de construcción impide que se puedan aplicar algunas de las medidas necesarias para evitar o minimizar estos riesgos que, junto con la proximidad de las obras de las siguientes fases, generan a su vez nuevos riesgos en los centros educativos”.
En este sentido, han señalado que en el caso de este colegio esto sucede, entre otras cosas, porque “la falta de espacios provoca masificación, ya que el centro solo dispone de nueve aulas para trece grupos”, lo cual hace que cuatro de estos grupos de 3 años deban trasladarse en autobuses diariamente a otro centro público de Getafe acompañados de sus respectivos profesores.
Además, el colegio “tampoco dispone de espacios comunes u otros destinados a realizar tareas docentes que no sean impartir clase”, mientras que “no hay sala de profesores, solo un despacho que comparte el equipo directivo para tareas de administración y gestión”.
Dos turnos
En su opinión, “tampoco dispone de aulas para realizar desdobles y refuerzos, ni gimnasio, ni aula de música, biblioteca, o sala específica para comedor, pues el servicio de comedor en dos turnos se realiza en la sala previamente planificada para uso polivalente”.
El patio “no cumple las dimensiones mínimas reguladas para un centro de infantil y primaria, y el vestíbulo principal se encuentra habilitado con mesas y sillas para impartir clases de religión y música incumpliendo todas las medidas de protección contra el ruido, además de ser un espacio de paso de profesorado, familias y proveedores”.
“Es más, uno de los pasillos principales que da paso a zonas de evacuación, se encuentra obstaculizado por mobiliario escolar al no haber otro espacio para ubicarlo, y una de estas mesas atiende la orientadora del centro al alumnado que requiere atención educativa específica y también se realizan actividades educativas de apoyo y de refuerzo debido a la falta de aulas”, han criticado.
En la actualidad se está construyendo la segunda fase “utilizando una toma de luz del colegio para la obra, sacando para ello un cable por la puerta de salida de emergencia, que atraviesa una zona de tránsito constante del alumnado, profesorado, familias, incluso distribuidores de alimentos y servicio de catering para el servicio de comedor”.
CCOO ha denunciado ante la Inspección de Trabajo la situación del colegio Miguel de Cervantes por los problemas derivados de la construcción por fases de los centros educativos públicos que practica la Comunidad de Madrid, que “no es solo nociva para la comunidad educativa en general, sino también para las condiciones de trabajo del profesorado”.
Según el sindicato, la limitación de espacios favorece la aparición de riesgos que ponen en peligro la seguridad y salud de la comunidad educativa porque “este tipo de construcción impide que se puedan aplicar algunas de las medidas necesarias para evitar o minimizar estos riesgos que, junto con la proximidad de las obras de las siguientes fases, generan a su vez nuevos riesgos en los centros educativos”.
En este sentido, han señalado que en el caso de este colegio esto sucede, entre otras cosas, porque “la falta de espacios provoca masificación, ya que el centro solo dispone de nueve aulas para trece grupos”, lo cual hace que cuatro de estos grupos de 3 años deban trasladarse en autobuses diariamente a otro centro público de Getafe acompañados de sus respectivos profesores.
Además, el colegio “tampoco dispone de espacios comunes u otros destinados a realizar tareas docentes que no sean impartir clase”, mientras que “no hay sala de profesores, solo un despacho que comparte el equipo directivo para tareas de administración y gestión”.
Dos turnos
En su opinión, “tampoco dispone de aulas para realizar desdobles y refuerzos, ni gimnasio, ni aula de música, biblioteca, o sala específica para comedor, pues el servicio de comedor en dos turnos se realiza en la sala previamente planificada para uso polivalente”.
El patio “no cumple las dimensiones mínimas reguladas para un centro de infantil y primaria, y el vestíbulo principal se encuentra habilitado con mesas y sillas para impartir clases de religión y música incumpliendo todas las medidas de protección contra el ruido, además de ser un espacio de paso de profesorado, familias y proveedores”.
“Es más, uno de los pasillos principales que da paso a zonas de evacuación, se encuentra obstaculizado por mobiliario escolar al no haber otro espacio para ubicarlo, y una de estas mesas atiende la orientadora del centro al alumnado que requiere atención educativa específica y también se realizan actividades educativas de apoyo y de refuerzo debido a la falta de aulas”, han criticado.
En la actualidad se está construyendo la segunda fase “utilizando una toma de luz del colegio para la obra, sacando para ello un cable por la puerta de salida de emergencia, que atraviesa una zona de tránsito constante del alumnado, profesorado, familias, incluso distribuidores de alimentos y servicio de catering para el servicio de comedor”.