La quema de la chamá y la subida de la Virgen pondrán este domingo el broche final a las fiestas
La quema de una falla de unos cinco metros de altura pondrá el punto y final este domingo a las fiestas patronales de la Virgen de los Ángeles de Getafe, junto con la 'subida' de la Virgen a la ermita del cerro de Los Ángeles tras permanecer en la catedral de La Magdalena desde el pasado 14 de mayo.
La falla, también conocida como ‘chamá getafense’, arderá a las 23 horas en la plaza de España con figuras que hacen referencia a los medios de locomoción antiguos y más modernos.
La figura principal es la torre de control de la base aérea de Getafe, que está rodeada de otros elementos simbólicos como una antigua máquina de vapor, un tren de alta velocidad, una bicicleta antigua, un cohete espacial, dos aviones, un Seat Seiscientos, un bólido de carreras antiguo, un globo aerostático, un autobús y un carromato.
Esta tradición de la ‘chamá’, elaborada los últimos 18 años por Antonio Sánchez, nació a principios de los años 60, aunque no se plantó en las fiestas patronales de 2009 porque el anterior Gobierno municipal aseguró entonces que no había suficiente presupuesto.
En otras ediciones, los temas y personajes elegidos para la falla han sido, entre otros, la literatura infantil, el 60 aniversario del Getafe C.F., el centenario de la aviación española, el poeta Miguel Hernández, el bailarín Antonio Gades, los cincuenta años de la llegada del agua a las viviendas de Getafe o unos líderes vecinales que pararon la construcción de una escombrera junto al barrio de Perales del Río.
Por otro lado, la ‘subida’ de la Virgen al cerro de Los Ángeles comenzará a las 18 horas tras una misa en la catedral a donde llegó el pasado 14 de mayo sobre una carroza tirada por mayordomos de la Congregación de Nuestra Señora de Los Ángeles, que tienen que esperar turno durante una media de 35 años.
Unas 75.000 personas participaron entonces en una procesión que duró cinco horas y que se remonta al año 1616 cuando, tras una larga época de sequía, los campesinos de Getafe realizaron rogativas para que la lluvia regara sus cosechas.