Taormina Teatro: Despedida y cierre
Álex Castellano
Taormina echa el cierre, 40 años después de su fundación, con la obra ‘Ñaque o de piojos y actores’, que se representará el próximo 26 de enero en el teatro Federico García Lorca.
El primer objetivo que perseguían, cuando se formó la compañía en 1973, era descentralizar el teatro y llevarlo por barrios y pueblos, a los lugares donde el teatro no es un hecho habitual. Por eso adoptaron el nombre de Taormina, la primera colonia griega que se fundó en Sicilia y, por tanto, la primera vez que el teatro saltaba las fronteras de Grecia para culturizar nuevos pueblos.
Ahora, se van de los escenarios por varios motivos. Hace tres o cuatro años ya notaron que la cosa empezaba a flojear, pero con la subida del IVA “se vino abajo”, según cuenta, José Palacios, uno de los fundadores junto con Antonio Orozco, de este grupo de teatro instalado en Getafe.
Además, no había presupuesto para las campañas escolares de teatro ni para los centros culturales con los que trabajaban en numerosas ocasiones, mientras los colegios “empezaron a fallar porque muchos padres no pudieron ya pagar la entrada del alumno”.
Sin embargo, Palacios no sólo achaca la despedida de Taormina a cuestiones económicas: “Vamos a cumplir 66 años, llevamos cincuenta años en esto y queríamos un poco descansar”.
La compañía ha sobrevivido todos estos años prácticamente sin subvenciones de la Administración y sólo “en muy contadísimas ocasiones” han recibido ayudas del Ayuntamiento de Getafe, tanto del actual Gobierno municipal como del anterior.
VIVIR DE LA TAQUILLA
“Nos hemos mantenido prácticamente siempre de los ingresos de taquillas o de los colegios y centros culturales porque llegó un momento en que pedías y no te daban y nosotros teníamos el suficiente prestigio en Getafe como para no andar suplicando. Lo solicitabas, y si la primera vez te decían que no, no volvías a pedirlo”.
Taormina finaliza su andadura llevándose “cosas muy bonitas”. “Cuando decidimos terminar este año llamamos a los colegios más fieles, a los que nos habían seguido durante muchos años, para decirles que este año terminábamos y no íbamos a hacer campaña, y la mayoría de estos colegios, los profesores, lamentaban terriblemente que nos fuéramos. Hubo gente que nos dijo que les dejábamos huérfanos, hasta un señor me llamó por teléfono diciendo unas palabras preciosas. Lo más bonito que nos ha podido pasar en todos estos años es ese agradecimiento y ese seguimiento. Como este señor, que le habían llevado sus padres al teatro, él había llevado a sus hijos y si hubiéramos continuado, habría llevado a sus nietos”.
José Palacios asegura que no se han presentado a muchos certámenes. “En todos los que nos hemos presentado, hemos conseguido premio, pero no hemos sido muy de certámenes. A cuatro que nos hemos presentado, hemos conseguido importantes premios”.
Sobre el futuro del teatro en Getafe considera que: “Por suerte, hay muchísima gente que va a continuar con la antorcha que nosotros hemos encendido. No creo que se note nuestra desaparición, salvo para esa gente que nos seguía durante muchísimos años y que, como decimos en la obra con la que nos vamos a despedir, el arte es efímero, y se nos olvida inmediatamente, pero nosotros pedimos en el escenario, en esa obra, que no se nos olvide. Supongo que pasarán unos años y, cuando la gente que nos seguía vaya desapareciendo, Taormina también desaparecerá”.
Reconocen que a Getafe llegan compañías muy importantes, aunque “da un poquito de rabia muchas veces que la gente se deje llevar, no por la calidad de los espectáculos, sino por el nombre de quienes lo hacen". "Vienen actores con mucho nombre que son muy malos y que dan espectáculos muy malos, pero llenan el teatro. Y luego hay compañías con menos nombre, y no hablo de nosotros que no nos podemos quejar, y a lo mejor tienen tres filas, eso es lo que es un poco el problema que existe”.
CASI NO HAY PÚBLICO
También creen que hay suficientes dotaciones culturales porque “en Getafe se hace una obra y prácticamente no hay una segunda función de esa representación, ya que casi no hay público para ello”.
“Hace años, con muchas de las obras que hacíamos, llegábamos a dar 10 o 15 funciones en Getafe, a llenos, y eso ahora no se produce. Cuando hacíamos teatro en la antigua Casa de la Cultura, aunque el aforo era 200 butacas, solíamos dar diez o doce representaciones de una obra. Si sumamos, supone dos y tres funciones en el Lorca. Muchas de las obras que hemos hecho en el Lorca, hace años, hemos llegado a dar tres, cuatro o cinco funciones con llenos y ahora eso es impensable”.
Taormina dice adiós con una función que trata sobre los actores, “esa precariedad en la que han vivido y viven los actores”. “Aunque está centrado en el siglo XVI, es una metáfora del actor de ayer, de hoy y de siempre, presentando un poco lo efímero del arte del teatro, lo poco que significamos, hasta el punto de que llega a comparar al actor con los piojos. Define muy bien toda nuestra carrera, lo que es el actor, y creíamos que era la mejor obra para poder despedirnos”.